
El tiempo pasa, y la arquitectura moderna tiene sus propias reglas a la hora de diseñar una vivienda. Pero siempre tiene que seguir siendo espaciosa, ligera, funcional y segura. La Casa Valna de Ciudad de México cumple todos estos requisitos. Hoy vamos a contárselo a nuestros lectores.
La principal ventaja y obstáculo para los arquitectos era la necesidad mínima de espacio. La solución es ingeniosa y sorprendentemente sencilla: los jardines a ambos lados de la estructura son una extensión del interior de la casa.
La distribución de la sala es poco convencional: todos los límites entre las zonas funcionales son de cristal. Los niños pueden salir fácilmente de la cocina y jugar en el jardín, o sentarse cómodamente en el porche abierto con su libro favorito.
El césped vertical fue otra agradable sorpresa para el cliente. El “Living Wall” tiene un aspecto impresionante, creando un efecto de “jardín colgante”.

El interior es minimalista: poco mobiliario y prima la iluminación. Se ha prestado especial atención a las escaleras que unen todas las habitaciones, haciéndolas lo más seguras posible para los niños. En cada una de las escaleras hay una bombilla y la barandilla es una estructura metálica ligera.



La casa empieza a brillar cuando se pone el sol. La luz brilla a través de las numerosas superficies acristaladas del edificio y rebota en su cubierta blanca como la nieve.
