
El edificio fue en su día hogar de animales vagabundos. Un hecho que agrada especialmente a Bonnie, porque siente compasión por todas las criaturas vivas.

En el lado opuesto de la habitación hay un banco de trabajo Forkner que encontró en una tienda de segunda mano.

El salón combina el comedor, el despacho, el estudio y parte de la cocina. A la pareja le encanta su distribución diáfana.

Las estanterías abiertas, las cestas de fruta colgantes y una alegre tetera transmiten a la perfección el aire desenfadado de lo que fue un granero.

Aquí, Bonnie ha creado un pequeño rincón de costura. Una estantería funcional repleta de las herramientas que el diseñador utiliza para crear sus obras maestras.

Los cojines en fundas de colores, la madera en bruto y las colchas crean un fascinante juego de imágenes sin resultar recargados.

Y este simpático perro llamado Toaster espera la llegada de los huéspedes.
