La propiedad está situada en la isla de Ibiza en España. A 160 metros sobre el nivel del mar, esta llamativa estructura de 400 metros cuadrados es impresionante, y no deja palabras para describirla. No es una casa señorial para pusilánimes, para ser francos. Está diseñada de tal forma que, al salir de la casa al amplio mirador, uno se siente como suspendido en el aire, en lo alto de un acantilado sobre la columna de agua de las profundidades marinas. Vistas increíbles. E imagínese, el propietario de esta finca observa esta imagen todos los días…
Una base muy sólida, formas geométricas estrictas y grandes verandas acristaladas confieren a la casa una solidez visual rayana en el ascetismo. Las habitaciones están dispuestas de la forma más estéticamente agradable y versátil para ofrecer a los residentes todas las comodidades de la civilización moderna en este lugar absolutamente desierto.
La vecindad inmediata de nidos de pájaros y nubes esponjosas no impide que los propietarios se sientan plenamente urbanizados, gracias al ambiente de oficina de las habitaciones. Todo el mobiliario es ultramoderno y minimalista, y curiosamente no desentona con el entorno natural. Esta combinación orgánica es un acertijo de arquitectos, que desconcertará a los huéspedes de esta casa durante mucho tiempo.
