
En lugar de construir sobre cimientos de hormigón, Vina evitó problemas con las autoridades locales, que impiden proyectar casas adosadas de menos de 55 metros cuadrados. metros. Las ruedas son un atributo de la vivienda móvil y temporal, y le permiten no tener que atenerse a estrictas normativas legales. Lustado pone especial cuidado en respetar todas las normas de seguridad en la construcción.
El principal requisito para la futura casa era la autonomía. La energía proviene de cuatro baterías alimentadas por 3 paneles solares. Un depósito de propano de 30 litros hace funcionar una chimenea, una cocina y un calentador de agua. Sólo hay que pagar el agua, que llega a la casa a través de una manguera de jardín.
La terraza tiene el mismo tamaño que el salón o el comedor de una casa. Los postes están hechos de árboles caídos encontrados en la propiedad de Vina. Para el entarimado se utilizaron tablones de otra mansión antigua, por lo que la pareja no tuvo que comprar nada más que elementos de fijación.
El exterior de la casa está forrado con paneles de cedro. Las puertas francesas, compradas por casualidad en una tienda de segunda mano, han sido restauradas y pintadas con cariño por Vina. Sin embargo, tardó varios meses en completarse.

El interior consta de una mesa empotrada, un altillo y un sofá. Un carpintero al que conoce mandó fabricar todos sus muebles, paneles y suelos con madera certificada por el Consejo de Administración Forestal de Estados Unidos.
El amante de Vina cuida los árboles del terreno. Puso mucho de su propio esfuerzo en la casa.
Lustado pretende implicar al público en el proyecto. Artistas y artesanos locales fabricaron para ella vidrieras, telas y cojines.

Bajo el asiento del sofá hay un compartimento portaobjetos. Por cierto, este mullido colchón forrado de lino y relleno de cáñamo puede trasladarse a un altillo situado encima del escritorio, donde sirve de cama para invitados. Un pequeño armario con ruedas se desliza hasta el sofá y se convierte en mesa de comedor.

La enorme encimera de IKEA es lo suficientemente grande para una comida. Hay una despensa a la derecha del fregadero donde se esconde el cesto de la ropa sucia. Debajo de la mesa hay un pequeño frigorífico, sin congelador, ya que Vina consideró que ocuparía demasiado espacio. Los armarios altos y estarcidos guardan todo el vestuario de Lustado y su novio.

Al entresuelo se accede por una escalera.

Vina afirma que puede ducharse tantas veces como quiera. No tiene que preocuparse en absoluto por el consumo de agua caliente.

En la cercana ciudad de Ventura, Lustado alquila un pequeño almacén para su material de oficina. En el remolque del amante de Vina hay equipo y ropa para viajar, montar en bicicleta y hacer senderismo. Limpia regularmente sus posesiones y se lo piensa dos veces antes de comprar algo.
Vina está más cómoda aquí que en cualquier otro sitio. La excéntrica mujer no deja de repetir que no va a abandonar su casa y que si decide mudarse, su apartamento se mudará con ella.