
El reto del proyecto era que el espacio y las oportunidades eran limitados. El tejado y los aleros del lado norte estaban muy inclinados y no dejaban pasar la luz, por lo que hubo que renovarlos. Además, la vecindad de otra parcela planteaba un grave problema.

Debido al lado compartido con sus vecinos, el tejado sólo se levantó en la mitad norte del edificio, creando un espacio asimétrico por dentro y por fuera de la casa original. Este lado de la fachada es totalmente de cristal. Al unir las dos paredes con vigas de altura y volumen desiguales, el equipo consiguió un espacio habitable pequeño pero original.

Foto cortesía de Shannon McGrath.