





Los propietarios hicieron mucho con sus propias manos. Azulejos marroquíes en la ilusión abigarrada de una alfombra en la veranda.
Las escaleras inclinadas al segundo y tercer piso están bordeadas.



Titus y Elise montaron estas luminarias a partir de lámparas azules desechadas y candelabros desmontados.





Mobiliario, arte y accesorios vintage animan el interior. Los espacios públicos se decoran con objetos que tienen su propia historia. Crea un ambiente muy especial.






Las camas de madera hechas por un carpintero local con sábanas de lino blanco garantizan un sueño reparador. El material para el marco de la chimenea se encontró accidentalmente bajo el pladur.

Los propietarios ponen flores frescas en las habitaciones cada semana.

El diseño de este hotel demuestra que es posible crear un interior refinado con un presupuesto reducido.
¿Qué emociones evoca??