
Dos de las cuatro hijas de los Wheeler trabajan en la pensión varias horas al día, ayudando a sus padres a llevar el negocio familiar. Los numerosos nietos de la pareja nunca se aburren, porque hay mucho espacio para explorar.
Dos pabellones más pequeños, de piedra basáltica y con tejados a cuatro aguas, se sitúan a ambos lados del edificio principal, que incluye una piscina y un gimnasio.
Las transiciones entre edificios tienen muros curvos de tierra que, junto con estanques, patios y terrazas, forman una unidad espectacular entre espacios interiores y exteriores.

Un espacio diáfano compuesto por cocina, salón y comedor, inundado de luz natural a través de ventanas panorámicas. Un impresionante techo esculpido divide visualmente la sala en zonas.

El mobiliario hecho a medida, las texturas naturales y la ausencia de paredes macizas ayudan a los residentes a aprovechar al máximo la distribución.

Susanna Hunt ha conseguido crear una imagen sorprendentemente armoniosa que puede aportar alegría y satisfacción a diario. Tena Wheeler aún no ha decidido qué parte de la casa le gusta más.


En la imagen, la entrada principal al pabellón central, que alberga la sala de estar, el comedor, la biblioteca, el invernadero y un dormitorio con cuarto de baño.

El despacho se encuentra en el salón, pero está separado de la zona de estar por estanterías abiertas asimétricas en las que se exponen figuritas y cerámicas japonesas de la colección personal de los Wheeler.

La casa está parcialmente excavada en una de las laderas, lo que amplía enormemente las posibilidades del diseño pasivo. El interior de los pabellones está protegido de forma natural de los fuertes vientos, el sol abrasador y el ruido de la autopista adyacente.

El dormitorio principal del pabellón principal tiene el aspecto de un complejo turístico de moda, y su nivel de confort está a la altura de esa impresión. Al menos la presencia de un cuarto de baño y un vestidor separados habla por sí sola.


Las persianas permiten la circulación del aire, especialmente necesaria en los días calurosos.

Las ventanas de esquina sin marco distorsionan la percepción visual de un espacio ya de por sí complejamente construido. El cielo se refleja en la superficie lisa de las baldosas de travertino, convirtiéndolas en una sustancia tan inestable como el agua de los estanques cercanos.

Uno de los dos pabellones más pequeños alberga un dormitorio, una cocina y un despacho.

En general, casi todos los materiales utilizados para este proyecto son de origen local.

Hoy, algún tiempo después de su finalización, la familia Wheeler no tiene ninguna duda de que la casa será cómoda, confortable y moderna durante al menos las próximas décadas, sin necesidad de grandes cambios estructurales ni inversiones financieras.