
Un enorme patito hinchable, réplica de un pato de bañera, apareció en el puerto Victoria de Hong Kong (China) a principios de mayo de este año. La estatua de caucho mide unos considerables 16,46 m de altura y puede verse desde todo el paseo marítimo y desde las ventanas de las oficinas cercanas en los rascacielos de la ciudad.
Durante todo un mes, desde por la mañana hasta bien entrada la noche, el pato hinchable se balanceará por el puerto, atrayendo las miradas encantadas no sólo de los niños, sino también de los adultos. El bonito patito ha viajado por ciudades de todo el mundo: Sydney (Australia), Osaka (Japón) y Ámsterdam (Países Bajos). Su próxima aparición se mantiene en secreto: sólo se sabe que será en una de las principales ciudades costeras de Norteamérica.
El artista holandés Florentijn Hofman nació en 1977 en Delfzijl (Países Bajos). Hoffman adquirió fama internacional como creador de numerosas instalaciones y estatuas lúdicas a gran escala que colocó primero en las calles de las principales ciudades europeas y luego en todo el mundo.
Estudió arte en la Academia de Arte de Kampen (Países Bajos) y en la Academia de Arte de Berlín (Alemania). Entre sus obras más conocidas figuran El cuervo, Museo de la Naturaleza de Brabante, Países Bajos; Barcos de papel, Rotterdam, Holanda Meridional, Países Bajos; Piano en el Festival Internacional de Música de Cámara de Schirmonnikog 2006 y Big Yellow Rabbit en OpenART, una exposición de arte al aire libre en Örebro, Suecia.
Miles de personas han permanecido durante horas en el paseo marítimo del puerto Victoria de Hong Kong para admirar la carroza y hacerse una foto de recuerdo. Los niños podrán fotografiarse con una réplica en miniatura de la estatua hinchable en una zona designada al efecto. La aparición del patito amarillo por primera vez en el puerto fue recibida con una banda de música, y el creador de la estatua hinchable fue entrevistado por los medios de comunicación locales.
"El patito de goma no conoce fronteras, no discrimina a las personas y no tiene connotaciones políticas. Una sonrisa amable tiene cualidades curativas: puede liberar tensiones tras un duro día de trabajo, hacer sonreír a una persona que no sonríe… Es suave y acogedor y apto para todas las edades", –dijo el autor Florentin Hoffman en una entrevista.



