


2. La ensenada. La cala
Esta casa de verano se alza en la confluencia de la pradera y el linde del bosque, cerca de Washington’s Puget Sound. El carácter sencillo de la construcción subraya el espíritu de aventura que impregna todo el proyecto. Un edificio más bien pequeño y oscuro evoca un bosque.

Una vez dentro – la casa es muy espaciosa y el límite con la naturaleza desaparece por completo, gracias a la ventana panorámica que ofrece una magnífica vista sobre la bahía. El interior de la casa tiene un aspecto elegante y distintivo.

El juego de texturas – una mezcla de paredes opacas y totalmente acristaladas – confiere a la casa una atmósfera muy especial. Puedes sentirte protegido y expuesto al mundo al mismo tiempo.

La excepcional privacidad se ve reforzada por elementos arquitectónicos como un mirador en un tejado plano. En la cima, es como si no hubiera ningún signo de civilización alrededor, ni siquiera las casas… sólo el cielo, los árboles, el azul de la bahía y la brisa…

Atraviese este puente colgante y tomará el camino que desciende por la colina hasta el lago, encima del cual se encuentra la increíble casa con el cobertizo para botes debajo.

Observe la pequeña ventana en el lado sur del edificio. En su interior hay una inusual linterna de metal hecha a mano. Imagínese la encantadora luz que se derrama al atardecer – como un faro que ilumina el camino de los naufragios.

Es un lugar encantador para relajarse, nadar e incluso bucear. La casa difumina la línea entre formalidad e informalidad, entre utilidad y arte.

La inusual forma del edificio debía adaptarse al ciclo regular de deshielo y congelación de la zona. Y, por supuesto, las mareas del Atlántico desempeñaron un papel importante en el proyecto – ; por eso la casa está asentada sobre pilotes y es perpendicular a la costa.

Las fachadas norte y oeste se abren al Atlántico con plenas vistas, mientras que la fachada este resguarda a los ocupantes del viento frío. Los interiores minimalistas son eficientes desde el punto de vista funcional. Los materiales utilizados en la casa parecen desdibujar la frontera entre la playa y el mar. Los tonos neutros resaltan los colores del entorno – por ejemplo, los tonos cambiantes de una puesta de sol o el gris oscuro de una tormenta que se aproxima.

Por la noche, la casa ilumina el barrio como un faro. Los arquitectos equiparon la casa con grandes paneles correderos para proteger las paredes acristaladas de las tormentas. La construcción estable hace que el edificio sea inmune a los cambios drásticos de las condiciones meteorológicas.

Un hogar se ha convertido en un refugio seguro para sus propietarios, donde las fronteras entre la tierra y el mar son difusas.
