
De hecho, es la casa de campo en la que el arquitecto y su familia pasan el verano. Sus rasgos distintivos son los grandes ventanales con vistas a los interminables prados y la fachada inclinada que se utiliza como rocódromo. El interior consta de una serie de espacios superpuestos que se funden entre sí, creando una sensación de totalidad e intimidad.
Un columpio en la terraza refuerza la imagen lúdica de la casa, aunque en un estilo minimalista, casi infantil. Según el arquitecto, la esencia del diseño de esta peculiar cabaña es que permite a los ocupantes interactuar con su entorno.




Sencilla y hermosa, esta casa de verano parece una colina en medio de un paisaje idílico. ¿Y qué impresión te causó? Comentario: Me recuerda más a una cabaña o si lo prefieres a un tipi que a una casa en un árbol.
Qué decir? Si tiene todas las utilidades necesarias, le doy un '+'.