
Este símbolo vincula el recuerdo del pasado y el deseo de vivir, y es una fuente constante de reflexión tranquila.
Los arquitectos estudiaron mucha información sobre la relación entre el hogar de una persona y su salud, y dieron prioridad a la belleza de la naturaleza circundante y a la abundancia de aire fresco y sol.
Las claraboyas hacen que la luz no sólo sea natural, sino que palpite al ritmo del tiempo. Cualquier día puedes bañarte al sol y luego encontrarte a la sombra de una nube flotante, una sensación olvidada por los habitantes de las ciudades.

El máximo acristalamiento a lo largo de la línea interna del edificio permite a los ocupantes ver el patio desde su dormitorio o cualquier otra habitación, mientras que los interiores tranquilos no distraen de la vida y se convierten en un complemento natural de confort.
La decoración mural de la casa con cedro se integra perfectamente en el espacio creado, aportando la sensación de calidez y la fragancia de este árbol medicinal.







