
La villa consta de 10 habitaciones situadas en tres edificios diferentes y una zona común. Cada habitación es, de hecho, una obra de arte única, con personalidad propia y al mismo tiempo sujeta a una idea común. Un hogar temporal moderno y confortable que impregna el espacio con un toque de naturaleza.
Una fantasía vacacional tailandesa convertida en un espacio exótico en el que cada cama y cada sofá están suspendidos del techo por bambú tejido. Aquí también se utilizan mosaicos de vidrio para decorar casi todas las habitaciones. El rincón del balneario recuerda las leyendas orientales, y en las paredes pueden leerse las palabras de textos sagrados.








