


Cada una tiene su propia zona de vivienda individual, pero sigue formando parte del conjunto residencial. como detalle constructivo, sirve también como componente estructural, térmico y ambiental, cubriendo todos los eventos de la residencia.

Los límites están definidos por una materia que se despliega, se une y se orienta, adaptándose a lo que sucede en su interior. El interior encarna un flujo continuo, con una envoltura completamente neutra – no hay ángulos, ni colores, ni texturas – donde la vida como acción es el momento clave.

Las cubiertas ajardinadas se han integrado con un jardín privado y una piscina, también sin geometrías estrictas, que están en perfecta armonía con el paisaje y la topografía circundante.





Foto: Alberto Bandín.