


La fachada se ha acabado con yeso gris, que ha decorado los exteriores de los edificios locales durante muchos años. Además, en el interior se aplica un acabado similar, cuya textura irregular queda suavizada por la combinación con los sutiles detalles de madera color miel. La luz del sol crea una imagen especialmente bella, ya que resalta todas las irregularidades y hace que la vista sea aún más espectacular.
Una serie de inusuales callejuelas, zonas pavimentadas y caminos de piedra natural rodean todo el perímetro de la residencia, lo que es típico del carácter mediterráneo. La cuidadosa selección de guijarros ayudó a crear un aspecto único, donde cada elemento es diferente, formando una increíble variedad natural. La sala está rodeada no sólo de piedra, sino también de un jardín orgánico que sigue los contornos del terreno. A primera vista, no parece haber sido construido por el hombre, sino por la naturaleza, como se aprecia en la topografía irregular y la presencia de plantas autóctonas. La empinada escalera que une la terraza y el paseo marítimo disecciona la zona.



Para el acabado se han utilizado materiales sencillos y ecológicos, inocuos para los ocupantes y el medio ambiente. Además, su aspecto no perturba el equilibrio de la naturaleza, que es especial en esta zona, donde la paleta de grises y las ventanas acristaladas se integran armoniosamente en el paisaje.

La moderna casa suiza mantiene estrechos vínculos con el histórico desarrollo industrial. El sencillo diseño impresiona por su elegancia y su aire hogareño, y la terraza ofrece unas vistas impresionantes de las montañas y el lago.
Imagen cortesía de Hannes Henz.