Erik Andersson Architects crea el arquetipo de un auténtico edificio sueco. Permítanme presentarles a Villa Wallin, cuyas proporciones tienen una estricta relación de uno a tres: 6 metros de altura y profundidad y 18 metros de longitud. La casa se alza sobre una plataforma de madera y está rodeada de pinos y abetos.



La vista desde el lateral de Villa Vallin evoca imágenes de las casas que solían dibujar de niños: rectangular, sombrero triangular y ventana cuadrada.
Pero si te acercas al edificio desde el otro lado, aparece una imagen poética, como sacada de un boceto a lápiz de Ciurlionis.


Materiales por cortesía de Erik Andersson Architects.