Integrada en el paisaje nórdico, alegremente blanca como la nieve que la rodea, así es la casa Apelle, diseñada por Marco Cassagrande, del Laboratorio Casagrande.

De longitud alargada, con ventanas y claraboyas, este casa de ensueño parece un barco que se ha posado en las dunas tras un largo viaje.

Las ventanas de cristal en toda la pared permiten a los ocupantes sentirse cerca de la naturaleza al tiempo que permanecen protegidos de sus caprichos.


Y un escritorio en forma de ojo de buey bajo las ventanas te hace sentir como un pionero, incluso cuando sólo estás trabajando o estudiando.


Las claraboyas acristaladas mantienen la luz del día fuera sin parecer anacrónicas. Lo mismo puede decirse del panel de madera que difunde una luz directa delante de la entrada: en una tormenta de nieve protegerá la entrada para que no se duerma, y con el calor evitará que las ventanas se sobrecalienten.


La casa tiene varias salidas y está equipada con acogedoras alcobas.


Y, por supuesto, lo principal es la paz que se crea en el alma.



Creación de confort en el interior gracias a una distribución bien pensada, mucha luz y una chimenea empotrada en la pared, que espera la llegada de los propietarios de su paseo.



Una pequeña estufa calienta la cama, lo que resulta especialmente agradable en las noches de invierno.



Suelo de madera, escalones bajos y estanterías a lo largo de las paredes, paneles de espejo dividen el espacio en varias estancias, separando así el espacio de trabajo del dormitorio.


Cortesía del Laboratorio Casagrande.