
Como ya se ha dicho, la pureza del agua de estas piscinas no está garantizada por el uso de cloro y otras sustancias agresivas. Las bacterias y microorganismos útiles, así como las plantas que viven directamente en el estanque o sobre él, asumen su función.
El agua pasa por un filtro fino que la libera de sedimentos y bacterias putrefactivas, y luego vuelve a entrar en la piscina.

Algunas personas temen que, en ausencia de antisépticos químicos, la piscina se convierta en el hábitat de diversos animales e insectos. Estos temores son infundados: un filtro fino impide que el agua se estanque y, por tanto, que se reproduzcan los mosquitos y los insectos.
En cuanto a los animales, podrían sentirse atraídos por una masa de agua tan parecida a la naturaleza. Pero, como pensamos, por el placer de utilizar una piscina verdaderamente ecológica y segura para aguantar la visita ocasional de ciervos, ranas y demás fauna amiga.

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