
Los constructores no sólo querían facilitar el intercambio de literatura, sino también crear un diálogo entre personas y grupos de interés. La ubicación de la torre en un lugar por el que circula un gran número de personas es un acierto en cuanto a la eficacia de su tarea. Algunas personas toman prestado un libro para su viaje y lo devuelven más tarde, otras simplemente leen algo mientras esperan el autobús.




