Las direcciones -hacia arriba, hacia abajo y en ambas direcciones- se funden en un movimiento único y cíclico, igual que giran las ruedas o las aspas de un molino. La idea define la forma y el concepto del edificio. El resultado es una estructura dinámica que parece elevarse hacia el cielo, para después regresar rápidamente a la tierra.
Esta llamativa configuración pretende ser un símbolo y una garantía de reconocibilidad, de modo que el emplazamiento pueda contemplarse desde distintos ángulos y siga siendo interesante para los curiosos.
El Archoon tiene una estructura de acero inoxidable con múltiples soportes y vigas que deben garantizar su resistencia al viento. El revestimiento acristalado de gran transparencia permite el acceso sin obstáculos de la luz natural al interior del edificio, haciéndolo especialmente espectacular en las horas nocturnas.
Los autores del proyecto buscan actualmente un inversor multimillonario para hacerlo realidad.
¿Hasta qué altura se construirá la torre ‘infinita’ Archoon? ¿Dónde se ubicará finalmente? Son tantos los detalles y aún queda tanto por hacer, me intriga saber cuándo y dónde podremos maravillarnos con esta obra arquitectónica tan esperada.